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                         Separatismo 
                          y manipulación social 
                          Antonio Jimeno Fernández 
                          info@sociedadeslibres.com 
                        Deustch 
                          / English / Francés / Holandes. 
                        En 
                          los años ochenta los gobiernos liderados por 
                          Jordi Pujol se plantearon el objetivo de que Cataluña, 
                          por métodos pacíficos, llegara a ser una 
                          nación independiente del resto de España. 
                          Esto les llevó a utilizar los principales 
                          mecanismos de manipulación social para conseguirlo. 
                           
                        El 
                          ser humano, sea cual sea su nivel cultural, se rebela 
                          ante las injusticias y es capaz de reaccionar con firmeza 
                          y capacidad de sacrificio, pero es incapaz de mantener 
                          esa lucha durante muchos años, de superar la 
                          traición de sus líderes y de seguir luchando 
                          cuando la mayoría ya no lo hace, o cuando el 
                          problema ya no le afecta. 
                           
                        Conscientes 
                          de ello, los impulsores del proceso separatista de Cataluña, 
                          acordaron una estrategia basada en que éste debía 
                          ser un proceso muy lento, de más de veinte años, 
                          y que debía abarcar todos los sectores de la 
                          actividad humana. Es lo que se recoge en el llamado 
                           
                          Programa 
                          2000, iniciado en los años ochenta y que fue 
                          publicado en 1990 en el diario "El Periódico". 
                          La primera acción que realizaron 
                          fue imponer el uso exclusivo del catalán en la 
                          enseñanza, en todas las administraciones, en 
                          los medios de comunicación públicos, o 
                          subvencionados con fondos públicos, y animar 
                          a hacer lo mismo a todas las empresas de Cataluña. 
                          Una prueba de ello fue la ley de Normalización 
                          Lingüística de 1983. 
                           
                        Esto 
                          vino acompañado de la imposición de un 
                          cambio de estilo respecto a la forma de referirse a 
                          España y a todo lo español. Este cambio 
                          consistió en presentar a los gobiernos de España, 
                          tanto a los pasados como a los contemporáneos, 
                          como los grandes enemigos de Cataluña, de su 
                          economía, de su lengua y de su cultura; de no 
                          hacer ninguna referencia a nada positivo que pudieran 
                          hacer los españoles en ningún campo, sea 
                          político, social, económico, cultural 
                          o deportivo; de ridiculizar todo lo que es común 
                          a todos los españoles, como es la monarquía, 
                          la constitución, el ejército, la guardia 
                          civil, los trenes, las autopistas, la gestión 
                          de los puertos y aeropuertos, etc. Por ejemplo, en la 
                          información política se trataba de resaltar 
                          mucho más los acuerdos autonómicos que 
                          las leyes generales que están por encima, en 
                          la información deportiva se trataba de no decir 
                          que el ganador era español, pero sí destacar 
                          si era catalán, aunque hubiera quedado más 
                          abajo, en la información meteorológica 
                          se debían dar los datos de todas las poblaciones 
                          de los mal llamados países catalanes, pero no 
                          los de Aragón, aunque, por ejemplo, Alicante 
                          esté mucho más lejos de Cataluña 
                          que Huesca o Zaragoza, etc.  
                           
                        Se 
                          actuó sobre la lengua y sobre los sentimientos 
                          porque las diferencias entre dos naciones básicamente 
                          son estas: el tener una lengua diferente y un relato 
                          emocional de la historia distinto. Por ello, los 
                          separatistas se volcaron en estos dos aspectos, muchas 
                          veces desviando fondos inicialmente destinados a la 
                          sanidad, a la educación y a las infraestructuras. 
                          Conseguir todo lo anterior no fue una tarea fácil, 
                          ya que en la mayoría de las familias catalanas 
                          hay personas procedentes del resto de España. 
                          Se consiguió gracias a que el proceso se desarrolló 
                          lentamente, incluso frenándolo temporalmente 
                          cuando las protestas eran muchas, y aplicando a la perfección 
                          el principio de "conformación con el grupo" 
                          de Asch, el de "obediencia a la autoridad" 
                          de Milgram, y el "método del golpe de Estado 
                          blando" de Sharp.  
                           
                        El 
                          principio de "conformidad con el grupo" fue 
                          propuesto por el psicólogo social Solomon Asch, 
                          tras realizar un experimento en el que a una persona 
                          se le mostraban tres líneas de longitud parecida 
                          y se le preguntaba cuál de ellas era la más 
                          larga, pero después de que otras personas, que 
                          en realidad eran actores, mayoritariamente se habían 
                          inclinado por la segunda línea en longitud. Asch 
                          comprobó que la influencia del grupo es tan grande, 
                          que bastantes personas no se atreven a enfrentarse al 
                          grupo para mantener su propio criterio, sino que tienden 
                          a aceptar la opinión del grupo e incluso llegan 
                          a utilizar las mismas palabras y los mismos planteamientos 
                          del grupo, para así ser plenamente aceptados. 
                          Es lo que actualmente se denomina ser políticamente 
                          correcto. En conclusión, que el miedo a ser 
                          reprobado por el grupo puede propiciar que el individuo 
                          no quiera ejercer su libertad de pensamiento, es decir 
                          que inconscientemente asuma que su personalidad quede 
                          anulada.  
                           
                        Como 
                          en Cataluña casi la mitad de la población 
                          es catalanohablante y con varias generaciones nacidas 
                          en Cataluña, la propuesta del nuevo gobierno 
                          de priorizar el catalán sobre el castellano y 
                          de sentirse víctima del resto de España, 
                          fue bien acogida por muchos de ellos y así se 
                          inició un proceso de envalentonamiento que los 
                          llevó a empoderarse de los ambientes sociales, 
                          laborales, educativos, mediáticos e incluso familiares. 
                          Bastaba con que una persona dijera que ella ya siempre 
                          hablaba y escribía en catalán, para ser 
                          bien aceptada. Y si, además, comentaba que todos 
                          los problemas de Cataluña se debían a 
                          la torpeza y mala fe del gobierno de Madrid, entonces 
                          ya se le abrían todas las puertas. El pensamiento 
                          del grupo organizado, como siempre sucede, se fue imponiendo. 
                          Algo que debería tenerse más en cuenta 
                          en las democracias, para evitar que los ciudadanos organizados 
                          aplasten a los no organizados.  
                           
                        El 
                          principio de "obediencia a la autoridad" fue 
                          propuesto por el psicólogo Stanley Milgram, 
                          después de realizar un experimento consistente 
                          en proponer a dos personas, que no se conocían 
                          entre ellas, participar en una prueba en la que una 
                          de ellas, por sorteo, sería el aprendiz e iría 
                          a una determinada habitación, en la que sería 
                          preguntado y en la que, si se equivocaba, recibiría 
                          una pequeña descarga eléctrica. La otra 
                          persona haría de maestro, estaría en otra 
                          habitación, en la que también estaría 
                          el psicólogo, y sería la que haría 
                          las preguntas y pulsaría el interruptor. En realidad 
                          el sorteo estaba apañado, el aprendiz era un 
                          actor y no recibía ninguna descarga, pero la 
                          persona que hacía de maestro no lo sabía. 
                          Cuando esta persona se apenaba del que hacía 
                          de aprendiz, porque fallaba muchas veces, y preguntaba 
                          al psicólogo si ya se podía acabar el 
                          experimento, el psicólogo siempre contestaba 
                          frases como "Siga, por favor", "El experimento 
                          precisa que usted siga", "Es absolutamente 
                          esencial que continúe", "Debe continuar", 
                          etc.; El experimento se repitió con muchas personas 
                          y el resultado fue que en el 65% de los casos el maestro 
                          obedecía y seguía enviando descargas, 
                          aunque éstas fueran muchas. La conclusión 
                          es que una proporción importante de las personas 
                          considera que lo correcto es hacer lo que les han dicho 
                          que hagan, es decir seguir las directrices del líder 
                          o de la mayoría, sin cuestionarse si éstas 
                          están bien o mal, y con más razón 
                          si, una vez consultado, se les ha respondido que lo 
                          sigan haciendo. Unas lo hacen porque están de 
                          acuerdo con que siempre se debe hacer lo que se dice 
                          desde arriba, y otras porque saben que desobedecer les 
                          puede comportar complicaciones.  
                           
                        El 
                          principio de "obediencia a la autoridad" explica 
                          que muchos separatistas no reaccionen contra planteamientos 
                          de sus líderes que claramente son una agresión 
                          a los derechos básicos de las personas. Por 
                          ejemplo, mantenerse firmes en: negar el derecho de los 
                          padres a que sus hijos, al empezar su escolarización, 
                          sean atendidos en su lengua materna, estar de acuerdo 
                          en continuar con unos medios de comunicación 
                          públicos de Cataluña en los que no se 
                          utiliza nunca el español y en los que no puedan 
                          participar, por igual, personas partidarias de que Cataluña 
                          siga siendo parte de España, parecerles bien 
                          que en los centros educativos haya símbolos y 
                          se haga propaganda de sus opciones políticas 
                          partidistas, que no se impida que los libros de texto 
                          contengan esos mismos planteamientos y que en ellos 
                          se propicie la aversión al resto de España, 
                          que continúe la normativa de multar a las empresas 
                          que rotulan sus productos solo en castellano, que no 
                          se establezca que todos los escritos de una comunidad 
                          con dos lenguas cooficiales deben estar redactados en 
                          las dos lenguas, incluidos los rótulos de las 
                          calles, etc. 
                           
                        El 
                          "método del golpe de Estado blando", 
                          ideado por el politólogo Gene Sharp, es un 
                          conjunto de técnicas no violentas, encaminadas 
                          a desestabilizar un gobierno, sin que se note que es 
                          la consecuencia de un plan. Los gobernantes de Cataluña 
                          y sus ideólogos lo iniciaron difundiendo rumores 
                          de corrupción de determinados miembros del gobierno 
                          de España, denunciando en las redes sociales 
                          que estos políticos estaban favoreciendo a sus 
                          familiares y amigos, que no se preocupaban suficientemente 
                          del país, y que estaban muy enfrentados entre 
                          ellos. Luego se les acusó de totalitarismo porque 
                          coartaban la libertad de prensa y porque no respetaban 
                          los derechos humanos de los más desfavorecidos. 
                          A continuación se movilizaron colectivos con 
                          algún problema, para organizar manifestaciones 
                          reivindicando mejoras sociales y exigiendo, como solución, 
                          que el Gobierno de España delegara muchas de 
                          sus competencias en otras entidades. Se procuró 
                          que estas manifestaciones fueran lo más numerosas, 
                          molestas y duraderas posibles, y que siempre se hicieran 
                          ante los edificios del gobierno nacional, nunca ante 
                          los del gobierno autonómico, a la vez que, cínicamente, 
                          se pedía que no intervinieran las fuerzas de 
                          orden público, para evitar males peores.  
                        Posteriormente, 
                          el gobierno autonómico catalán empezó 
                          a hacer declaraciones de que no cumpliría tal 
                          o cual normativa, luego pasó a realmente no cumplirlas, 
                          después a hacer normativas que incumplían 
                          las leyes estatales, posteriormente a no cumplir las 
                          sentencias de los tribunales a la vez que se pedía 
                          diálogo y se hacían declaraciones victimistas 
                          en foros internacionales. Se trataba de evidenciar la 
                          incapacidad del gobierno central para gobernar el país. 
                           
                        A 
                          continuación se aumentó la presión 
                          en la calle con grandes concentraciones, como las del 
                          11 de septiembre, fiesta oficial de Cataluña, 
                          a la vez que se difundía la idea de que la solución 
                          a todos los problemas simplemente consistía en 
                          que el gobierno de España cediera a sus pretensiones 
                          de hacer un referéndum de autodeterminación 
                          en la que solo votaran los catalanes, es decir, sin 
                          dejar que el resto de los españoles pudieran 
                          votar sobre el futuro de su propio país. Cuando 
                          contra esta decisión unilateral e inconstitucional, 
                          llevada a cabo el 1 de octubre de 2017, intervinieron 
                          las fuerzas de orden público, se animó 
                          a la población independentista a hacer una resistencia 
                          pasiva y las imágenes se enviaron al exterior, 
                          para desprestigiar aún más al gobierno 
                          de España, con el objetivo de aislarlo internacionalmente. 
                          No les importó, ni les importa ahora, que debido 
                          a la inestabilidad que ellos habían creado, muchas 
                          empresas catalanas se fueran de Cataluña, ni 
                          que otras no vinieran, dado que cuanto más aumenten 
                          los problemas económicos, más difícil 
                          le va a resultar al gobierno de España aguantar 
                          esta inestabilidad. 
                           
                        El 
                          otro aspecto que se citó al principio de este 
                          escrito, para conseguir un cambio de mentalidad en la 
                          sociedad, es decir para manipularla, es la enorme 
                          frustración y paralización que sufre el 
                          ser humano cuando constata que aquellos, en quienes 
                          había depositado su confianza para que lo defendieran, 
                          utilizan dicha confianza para primero alzarse y luego 
                          pactar con sus agresores. Es lo que ha sucedido 
                          siempre con los gobiernos de España, fueran del 
                          PSOE o del PP. Ambos partidos siempre que han necesitado 
                          un puñado de diputados para mandar en el resto 
                          de España, no han dudado en pactar con los partidos 
                          nacionalistas, pese a que ello implicaba permitirles 
                          seguir con la exclusión del español y 
                          el adoctrinamiento ideológico partidista en sus 
                          comunidades. Ha sido un gran error que estos dos partidos 
                          no pactaran entre ellos, priorizando los intereses de 
                          su país, sobre los intereses de sus partidos. 
                          Es evidente que transición política no 
                          se hizo bien, al no quedarse el Estado con medidas que 
                          permitieran controlar lo que se enseña en todas 
                          las escuelas y que permitieran actuar contra los ataques 
                          a las libertades de los ciudadanos por parte de los 
                          poderes políticos locales. Hoy se ve que nuestra 
                          transición política no es un buen modelo 
                          para nadie. 
                           
                        Lo 
                          más importante del problema no es que un país 
                          se rompa, lo más importante es que surja un nuevo 
                          país en el que la mitad de los ciudadanos pasen 
                          a ser ciudadanos de segunda clase, sin derecho a 
                          hablar en su lengua, condenados a asumir el pensamiento 
                          único de su Gobierno, a convivir con delatores 
                          de su pensamientos, con unos medios de comunicación 
                          convertidos en medios de propaganda política, 
                          con un poder judicial obediente, con un tejido empresarial 
                          de adictos al Gobierno y con unos lugares de trabajo 
                          a los que siempre tendrán preferencia los otros, 
                          porque en un país pequeño, todos se conocen. 
                           
                        Para 
                          evitarlo hay que hacer justo lo contrario que ellos 
                          han hecho, hay que defender vivir en un país 
                          en el que nadie quiera imponer ni su lengua, ni sus 
                          ideas políticas al resto, en el que las escuelas 
                          sean políticamente neutrales, los medios de comunicación 
                          sean plurales en cuanto a lengua y planteamientos, y 
                          en el que todos sean considerados ciudadanos de primera 
                          clase. Esto es tanto mejor para todos, que es seguro 
                          que al final se conseguirá. 
                           
                        Antonio 
                          Jimeno Fernández 
                          info@sociedadeslibres.com 
                           
                            
                          
                           
                        
                          
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